Café filosófico, ¿con o sin azúcar?

La experiencia de un pensar acrático

Al esperar que el sueño se apoderara de mi en aquella noche de cama fría, resolví escribir sobre la experiencia que tuve la tarde de aquel día en el café filosófico "El oráculo". Las ideas que se me ocurrían, desprolijas y desordenadas, fueron las siguientes...

El tema del día propuesto fue: amistad y filosofía. Recordé de inmediato el libro VIII de la Ética Nicomáquea del viejo filósofo. Y pense que por ahí despuntaría la charla. Pero no. El tema fue por otro lado. Se dieron una serie de observaciones personales, experiencias particulares, motivaciones individuales, que la palabra "amistad" sugería a cada uno de los integrantes de la mesa redonda oraculina, si se me permite el neologismo. Al oírlos rondaba en mí el deseo de encontrar un amigo; cada vez que oía a los contertulios más se potenciaba en mí ese hermoso e irresuelto deseo que me persigue a donde quiera que vaya desde hace algún tiempo.

Para explicar por qué ese deseo, veamos lo que me ha ido pasando. Recordaba entonces a los amigos de la primaria: la Belén, el Marito, el caldo, el Javier, el Jorgito, el Artemio. Pienso en ellos ahora que la vida nos ha resuelto distanciar. Ahora que ya no son lo que para mí eran ni nunca más serán algo para quien esto escribe. Soy -lo sé- profunda y tontamente nostálgico. Después en la secundaria, los amigos los fui perdiendo yo: el payo, el Pablo, de nuevo el Jorgito, el capocha, el tucci, el peni, el Rubén. A todos los perdí definitivamente cuando supe que mi futuro tenía que ver con la letras antes que con los transistores y resistencias. Y entoces ahí, poco a poco, el que se fue yendo fui yo; el que no encontraba el lugar en el grupo era yo. ¡Cuánto torpeza en un solo cuerpo! Por otro lado, los amigos del barrio: el gallego, el choique, er dani, pueden desaparecer de muchas maneras... Los amigos del club donde jugaba al rugby también los perdí/me perdieron: el fifi, el fito, el chino, el cacho, el tonga, el foco y ya no se quién más. Con los amigos de la facultad quién sabe qué pasó con ellos. Son pocos o no hay ninguno. Al menos uno traicionó, otros siguieron al traidor; con otros nunca llegué a ser del todo amigo. Es más, con otros, con otras nunca supe cuán amigos fuimos/somos... No sé, se hace difícil. Creo que no soy una persona fácilmente amigable. Nunca lo fui, y cada vez lo soy menos. En el trabajo aún no tengo un amigo. Aunque quizás allí lo encuentre, inespera-esperadamente, como mi deseo. ¿¡Cómo hablar entonces de la amistad cuando todos los amigos faltan!? Creo que por ello no dije nada en el encuentro. Permanecí callado y un tanto perplejo -¿acomplejado?. Casi que soy solo. Casi. "Mas, ¿por qué en tales cosas me hace pensar el corazón?" (Homero, Ilíada; gracias Fernando por la cita).

Pero digamos que observaba la dinámica, estudiaba el desarrollo. Y en fin, todo era muy anárquico: una idea iba otra venía, alguien la recogía, la reformulaba, la destruía. O también alguien creía oír en otro algo que le servía para preguntar o responder otra cosa o simplemente para hablar... (como medio retórico de muy mal gusto). Se sucedireon ideas como las que siguen: que el amigo es aquél en quien uno puede verse espejado, algo así como lo que afirmaba, según Aristóteles, Empédocles, al decir que "toda cosa semejante apetecía a su semejante"; que en algunos casos el presente de una relación amistosa tiene que ver con las experiencias pasadas, y que sólo eso mantiene el vínculo; que el taxista o la prostituta puede ser tu mejor amigo o amiga sólo porque no es tu amigo, sólo porque no es tu amiga, es decir, porque te permite hablar de vos sin que te juzguen. Ahora, después de todo, como el búho de minerva, me animaría a preguntar si existen grados o niveles de amistad. Si acaso no sería necesario contar con más palabras que nos permitieran explicitar esos diversos grados de amistad. ¿Es suficientes decir que alguien es un "compañero", un "amigo del trabajo", ¡Uy qué difícil es el canto de la calandria...! Aun así, con el bufus a cuestas, preguntamos: ¿hay grados de amistad? Mi amistad con las coordinadoras del café filosófico, por ejemplo, ¿qué grado tiene? ¿Qué tan amigos somos...? ¿Vale ese "tan"? ¿Se pone a prueba la amistad? ¿Es este texto una prueba de ella?

No deja de ser una feliz experiencia este esfuerzo de pensar en conjunto, de hallar respuestas/preguntas de forma conjunta. Más, escribir en el blog es también una experiencia entre psicoanalítica y filosófica que vale la pena; como el café, con o sin azúcar...

5 comentarios:

El Oráculo dijo...

Un tema oraculino podría ser también el de los silencios y la palabra. ¿Por qué permanecer en silencio? Pasó callado hasta la noche fría en la cama que decidió hablar. Tal vez entregarse a la experiencia requiera algo más que el decir. TAl vez una experiencia se encuentre en la posibilidad del silencio. ¿No?
Silva

Anónimo dijo...

El contemporáneo Gilles Deleuze pensaba a la filosofía en plural. Las
filosofías son creaciones individuales, singulares;
cada filósofo crea una filosofía lo suficientemente
indefinida como para que pueda existir y co-existir
otras. No hay una filosofía, no hay un método
filosófico, no hay una manera de hacer filosofía, no
hay un camino para encontrarla allí, expectante, no
hay una búsqueda pre-formateada que garantice el
hallazgo. En cambio, cada filosofía, cada creación
singular, presenta una “imagen de pensamiento” de modo
implícito o explícito. Al formar esa imagen cada
filósofo vuelve a formular qué significa pensar, y,
parafraseando a Foucault, piensa de otra manera y en
ello piensa-se con otros. Mi imagen de pensamiento me
ofrece las coordenadas para pensar-me en una práctica
comunitaria, tal que la de El Oráculo, en la que
pienso con el otro diversas imágenes de pensamientos
al tiempo que creo (de crear – no de creer) con él
otras múltiples filosofías. En esta práctica
co-munitaria, lo crucial, es el con, desde allí pienso
mi relación con el pensar, es decir, pienso con-migo mis
a-migos del pensamiento, las imágenes de pensamiento.
Gracias por pensar con-migo, a-migo! Gracias por
dejar-me pensar.
- Mariana -

Unknown dijo...

se me ocurre pensar que con el corazón prefiero no pensar, sino sentir. si de amistades hablamos, creo q esta bueno pensar primero que es lo que creemos/esperamos que un amigo es/sea, y a partir de alli pensarnos como amigos/as de quienes conocemos o conocimos en nuestros caminos. asi es que, lejos de lo que se considera como filosofia, quería enviar algunas cosas sobre la amistad o más bien, las relaciones, que últimamente escribí, a propósito de pensar acerca de lo que siento.

"No quiero nadar sola, quiero formar parte de un cardumen, quiero ser un cardumen. Eso es el pez de colores, y eso es el cuadro de un gran pez, con peces en su interior [Ese cuadro tuyo del gran pez con pececitos en su interior creo que habla del rompecabezas que somos, que nos conforma. Aunque es más fluido pintar un pez con peces que llamarlo: rompecabezas. Creo que también habla del cúmulo de contradicciones que somos -y de contraindicaciones que tenemos para relacionarnos].
No importa para qué lado vayan los peces, lo importante es saberse parte de ese colectivo de peces que somos, y nadar… haciéndonos el menor daño posible en nuestro nado, ¿es esa la levedad del ser? ¿estar en el agua nadando, flotando junto a otros peces sin dañarse, aunque te toques cada tanto con los demás, aunque vayamos algunos de nosotros en distintos sentidos? y esos roces ¿podremos alguna vez sentirlos como leves caricias que nos hacemos en el agua, al pasar? ¿podrá nuestra certeza acerca de la necesidad de formar parte de un cardumen hacernos entender, por fin, que nadar en distintos sentidos no es más que eso: diferentes búsquedas, distintos encuentros?

[creo también que los peces y el cardumen que formamos, se relaciona con todo lo demás:
no existe vida sin agua
ni agua sin peces
ni peces aislados, sin cardumen. El cardumen no existe a su vez sin los peces que lo conforman
y a la vez, los peces no existirían sin el cardumen que forman y del que forman parte]
................................
Yo tuve un hermano
Que vive en España
¿puede uno dejar de tener un hermano?
¿por qué se puede dejar de tener
amigos/novios/compañeros
pero no hermanos
padres
abuelos
hijos
salvo que la muerte o una pelea definitiva y brutal nos aleje?
¿qué pasa si el vínculo ‘hermano’ se pierde con un hermano?
Yo, por ejemplo, siento mayor hermandad (¿la hermandad puede medirse?) por algunos amigos/as que por mi hermano/a. y entonces ¿son ellos hermanos?
¿son los otros amigos o ex hermanos?
Es, después de todo, tan importante el título que le pongamos a los vínculos si lo importante es lo que sentimos por quienes tenemos cerca?

maria eMe

Osvaldo Gallardo dijo...

·
¿Así que Teruel jugaba al rugby?

Pues me quedo con la contratapa de la Barcelona en medio de tanto fervor por el tercer puesto en Francia: "Garcas igual"

jajajjaja

Osvaldo Gallardo dijo...

·
Hablando un poco en serio ahora.

En el último tiempo me ha pasado como a Flavio (aunque lo veo menos trágicamente creo). He perdido a casi todos los "amigos" de la secundaria. Algunos duelen más que otros, obvio. Uno de los problemas, creo, es la resignificación que ha sufrido el término "amistad" en este tiempo. Es amigo cualquiera con que uno comparta mínimamente algo.
Podríamos reducirlo entonces a una mera cuestión proporcional: se pierden más amigos porque hay más amigos. Eso no es más que una pelotudez. Pero de alguna forma se acerca a la realidad, a la mía, al menos.
Podríamos empezar por no considerar amigo (en el sentido más copado de la palabra) a cualquiera, aunque no sé entonces cómo habría que considerarlos. En todo caso, hacer esto me cuesta un montón y por ello es que en este momento tengo muchísimos "amigos".
Más allá de esto, sé (y creo que todos sabemos) quiénes son los verdaderos amigos y en quiénes se puede confiar y en qué grado. Son bastantes pocos por cierto. No sé si esto último sea tan terrible. Lo que en realidad podríamos hacer es empezar a preocuparnos un poco más por los amigos que vamos perdiendo. Que nos resulte terrible dejar de ver o comunicarnos con una persona a la que apreciamos y por la que estamos seguros que, poquito o mucho, nos jugaríamos llegado el momento. Por algún lado hay que empezar. Por ejemplo, por llamar alguna vez cuando decimos al pasar "nos estamos viendo - juntémonos un día - etc etc". Quién sabe de qué posibilidades nos estamos perdiendo de conocer mejor a algunas personas, de hacer amigos nuevos, de tener un tórrido romance, etc.

Bueno, este calor me hace desvariar.
Una última cuestión. Flavio dejate de hinchar las pelotas, nadie se cree que te acordaste de Aristóteles cuando escuchaste eso de filosofía y amistad. Y si es así, destraumatízate un poco jajajaj :P.
Y acordate en todo caso que Aristotéles decía (o al menos eso nos enseñaron Verstraete y Rodríguez) que la verdadera amistad sólo se da entre hombres IGUALES, y ya sabemos que para esta gente hay unos hombres más iguales que otros...

Saludos!
Feliz día del amigo!!


Osvaldo