Sobre los lectores de e-books

Los e-Readers o lectores electrónicos y los e-Books o libros electrónicos al cabo de poco tiempo, seguramente, modificarán nuestros hábitos de lectura. Aún muy costosos para un público que compra las ediciones de bolsillo o sigue las colecciones de libros en los kioskos de revista, los e-Readers son un sueño lejano...
Por cierto que existen diversas marcas y modelos; tal vez el más conocido sea el Amazon Kindle 2, pero hay muchos otros: el Sony Reader, el Daily Edition, el Amazon Kindle, el DX IREX DR 800SG, el eSlick y el Boox, entre otros.
Los modelos difieren en algunos aspectos, pero básicamente podemos encontrar las siguientes características: pantalla de 6" a 9,7", touchscreen, 3G, memoria de 2 a 4 Gb expansible, soportan los formatos: .pdf, .txt, .html, .epub, .chm, .jpg, .tiff; entre otros. Incluso algunos modelos permiten reproducir archivos .mp3 mientras se lee un texto. Los precios... desde 300 a 600 dólares.
Lo que sigue es un video de promoción del Boox, de la compañía Onyx International. ¡Ah!, me olvidaba: ya saben qué regalarme para mi cumpleaños...

Romance del entierro kolla

Quemaba el sol en la blanca
calleja de Maimará.
El añil del duro cielo
lucía su eternidad.
Alfombra tierna de flores
iba tendiendo el tuscal
mientras enero dormía
su siesta en el pedregal.

De pronto, mientras bullía
la abeja sobre el maizal,
el rojo sobre la alforja,
y bajo el cielo la paz,
por la calle larga, larga,
en un apretado haz
pasó la muerte callada.
Pasó la vida a la par.

Delante, la cruz de palo
sin nombre para nombrar.
Detrás los indios de bronce,
alcohol, silencio y pesar.
Cholas de viejas polleras,
manos de fogón y erial.
La vida llevando muerte
en un mismo caminar.

Rosas de papel y engrudo
jamás han de perfumar.
Para ayudarlas lloraron
las tuscas de Maimará.
Rumos de comadres kollas
falsificando un rezar
pasó por la calle larga.
Vida con muerte a la par.

Fuera la novia del hombre,
o la madre, ¿Quá más da?...
Fuera un changuito de ensueño,
buscador del Más Allá.
Fuera un hombre de los surcos
hermano del pedregal...
Pasó la vida y la muerte,
quien se fue, y el que se irá.

Muerte que pasas callada
por la siesta de cristal
con rezis de ojotas indias
sin pompas ni funeral.
¡Llévate esta flor siquiera,
mi copla y mi soledad,
y este cántaro de sueños
rotos en el pedregal!

Quien lleva la muerte adentro
tiene una fuerza vital.
Si el hombre busca lo inmenso,
la muerte es inmensidad.
Desdicha del pensamiento
que poco puede volar
y busca simples razones
para poderse explicar...

Por la calle larga, larga,
un día me han de llevar
con cruz de madera indiana
sin nombre para nombrar.
Quiero un cortejo de coplas,
y por tumba, el pedregal.
¡Después... déjenme con ella,
con mi novia soledad!

de Atahualpa Yupanqui en su El Canto del Viento, p. 77-79.

"Levantate culiao", dicho con la voz quebrada

La muerte blanca

Por Mariano Blejman

Curiosamente, aunque sucede en un clima frío y amargo, la muerte blanca es dulce y cálida. Así le dicen a la muerte de alta montaña: un pequeño sopor producto del cansancio, un pestañear de ojos después de la asfixiante caminata, un reposo sobre una piedra demasiado cómoda, generalmente más arriba de los seis mil metros de altura, bastan para envolverlo a uno en la manta blanca de la nieve, entre la ausencia de oxígeno dentro de las venas, y dejarse llevar hacia el otro mundo. Uno no puede solo contra la muerte blanca. Necesita de alguien que esté más entero, que lo despierte, que lo arrastre con una soga (real o imaginaria) por la senda del descenso. Esa es otra de las características de la muerte blanca: en su gran mayoría sucede en bajada, cuando el cuerpo ya se relajó de tanto trepar y el andinista se cree con el hecho consumado.

Al menos aquí, no se habían visto nunca imágenes filmadas de alguien que parece derrumbarse hacia la muerte blanca. Son horriblemente cercanas. Un hombre gatea sus últimos minutos sobre la nieve e intenta decir que está vivo. Un puñado de rescatistas que acaba de hacer cumbre por la ruta normal para poder bajar hacia el Glaciar de los Polacos (pocas personas en el mundo pueden hacerlo en el día, como ellos lo hicieron) intenta despertarlo: “Levantate culiao”, le dicen en ese argot mendocino, un poco por desesperación, y otro porque apenas pueden con ellos mismos.

Hay algo que no tiene sentido: qué objeto tiene denunciar que dejaron morir al guía mendocino Federico Campanini, después de que los rescatistas habían subido uno de los cerros más difíciles del mundo hasta la cumbre (el Aconcagua es comparado con algunos 8000 de la cadena Himalaya por su microclima y la ausencia de oxígeno) y haber vuelto a bajar hasta Polacos para dejarlo tirado ahí. Con lo difícil que le resulta a uno defender a la policía –y más aún a la policía mendocina–, cabría aclarar algunas cosas sobre la patrulla de rescate que funciona en el parque provincial Aconcagua pero depende de la temible Policía de Mendoza. Sus colegas les dicen “los hippies”, y durante el año son más bien una docena de parias que entrenan aparte, son discriminados por sus compañeros, sus superiores e incluso por sus “inferiores”. Pero que durante la temporada alta del Aconcagua son capaces de suspender la cena de Plaza de Mulas a las 9 de la noche por un pedido de rescate, pueden subir y bajar el cerro con un temple notable y generalmente les duele que jamás nadie les reconozca el mérito. Se sabe, la lapidación pública injustificada es una especialidad de la tele.

Habría que preguntarse: ¿por qué eran sólo ellos los que llegaron hasta ahí a buscar a su colega, aunque se movilizaron cerca de 80 personas para el rescate que incluía a los italianos (un grado de solidaridad que no existe en ningún cerro de esta altura)? Pues, es simple: porque eran prácticamente los únicos que podían llegar en ese tiempo a ese lugar en ese momento. Hasta donde este cronista sabe no hay helicópteros que puedan sobrevolar a 6500 metros con una tormenta de nieve. ¿Cómo se los puede acusar de abandono si subieron casi 3000 metros de diferencia de altura, bajaron unos 500 metros más e intentaron arrastrar a Campanini durante unas tres horas, con y sin sogas, en una altura que suele tener media atmósfera de presión, en un horario que suele ser fatal para casi cualquier ser humano? Después de las 18, todos allí lo saben, el Aconcagua se transforma en la altura.

La filmación de las gateadas de Campanini parece montada en un set y no explica nada, aunque quiera aparecer como lo que sucede, aunque la tele despliegue su bastión de opinólogos mal entrenados y con permanente mal de altura. Cuando cada paso cuesta 10 minutos, y las reservas están agotadas, el “levantate culiao” es una soga que sirve para tirar. Era lo mismo que me gritaba el experimentado guía Carlos Tejerina (el Teje), hace diez años junto a Javier Ciancio, después de hacer cumbre en el Aconcagua por la ruta del falso polaco, para dejar una bandera de Página/12. El 16 de enero de 1999, a las 17.05, después de atravesar el Gran Acarreo pisando tierra firme en subida y nieve hasta la cintura en bajada, una tormenta de 30 grados bajo cero preparó la cama para la muerte blanca. Lo único que yo quería era sentarme a descansar un segundo. “Por favor”, le decía al Teje, que siempre decía que los accidentes no existían y todas las muertes de la montaña eran evitables. “Dejame un segundo nada más.”

Pero no me dejó. “Levantate culiao”, me imploró el Teje, que de montaña (para ese entonces 17 cumbres del Aconcagua en sus hombros y decenas de cerros escalados) sabía bastante. Mantenerme erguido y caminando era la manera de seguir despierto, de llenar de colores a la muerte blanca para que se derrita de miedo. Aquella vez fuimos unos trece los que pudimos sortear el cerco de una montaña que parecía de pronto de invierno, y llegar a eso de las 10 de la noche al campamento de Piedras Blancas, unas tres horas más arriba de Berlín. En nuestra carpa durmió un brasilero, y en la de otros andinistas se metieron otros extranjeros, solitarios y perdidos, carne de cañón para la bestia de roca que se traga todo lo que queda suelto. Y eso que sólo teníamos que bajar. A Campanini no lo abandonaron, por más que a todos nos duela. Esa imagen no vale nada: si se quedaba el resto de la patrulla a pasar la noche con esa tormenta, sus integrantes serían hoy recordados heroicamente por haber acompañado a Campanini en su dulce y también heroica muerte blanca.

La bibliotequita digital

La Historia de América Latina de Leslie Bethell y otros textos completos aquí: http://bibliotequita.wordpress.com/

El Culpoooooo, de Rep

en: Página/12, 3 ene 2009.

Cualquier semejanza con mi realidad es pura coincidencia, ¿y con la tuya...?

Hacé click en la imagen para agrandarla

Biblioteca Ayacucho

En este enlace pueden acceder a la edición digital de cientos de libros clásicos de la literatura y el pensamiento de nuestra América. Se trata ni más ni menos que de la Biblioteca Ayacucho. ¡Qué lo disfruten...!

Colección 'Material de Lectura' de la UNAM

La colección Material de Lectura cuenta con dos series -Cuento Contemporáneo y Poesía Moderna- que la UNAM ha publicado a lo largo de tres décadas. Lleva más de 350 títulos que recogen una muestra de la obra de los escritores más importantes del siglo XX. Ahora, se pueden encontrar en versión digital aquí.

Esta es una iniciativa genial para el fomento de la lectura. ¿Cuándo será el momento en que a nuestros "cerebros" de la UNCuyo se le ocurra hacer algo así con "nuestros" escritores?

Dame mucho fuego este nuevo año

El siglo XX, en dos millones de imágenes

Pablo Picasso

La Tierra vista desde la Luna

Louis Armstrong

Así publica el diario El país la noticia de que Google ha colgado en la red parte del fondo gráfico de la revista Life: el marinero que besa arrebatadamente a una enfermera en Times Square para celebrar el fin de la II Guerra Mundial; el astronauta Neil Armstrong en la Luna; el magnicidio de Kennedy en Dallas.

La nota -que podés leerle completa aquí- afirma que el buscador planea ampliar la fotogalería hasta volcar el total de los diez millones de imágenes que almacena Life en sus archivos; lo que supone buena parte de la memoria visual del siglo XX.

Y el ingeniero de software de Google Paco Galanes escribe en el blog de Google que este esfuerzo de trasladar las imágenes analógicas a la red ha sido inspirado por la misión de Google de organizar toda la información del mundo y hacerla útil y accesible universalmente. En sus palabras: "This effort to bring offline images online was inspired by our mission to organize all the world's information and make it universally accessible and useful."

Mirá las imágenes haciendo click aquí.

Web 2.0 y educación: una introducción

En este post encontrarán la presentación del taller que realizamos para las IV Jornadas de Filosofía y Educación, organizadas por el CIIFE y que se realizaron en la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

La presentación está realizada mediante Google Docs, una interesante herramienta para producir tanto presentaciones como textos y hojas de cálculo on line.

Ojalá pueda serles útil esta información y se animen a aplicar estas herramientas para sus estudios o para sus trabajos.